RESEÑAS

Alonso Fernández, Marcos (2021). Ortega y la técnica. CSIC, Plaza y Valdés. 324 pp.

Juan Manuel Monfort Prades
Universidad Cardenal Herrera-CEU,CEU Universities, España

Alonso Fernández, Marcos (2021). Ortega y la técnica. CSIC, Plaza y Valdés. 324 pp.

Cuadernos de Pensamiento, núm. 35, p. 276281, 2022

Fundación Universitaria Española

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Fernández, Marcos Alonso. Ortega y la técnica.. 2021. España. CSIC, Plaza y Valdés. 324pp.. 978-84-00-10920-2

Recepción: 18 Octubre 2022

Aprobación: 28 Octubre 2022

Publicación: 30 Diciembre 2022

Resumen: La técnica es uno de los problemas fundamentales del pensamiento orteguiano, un problema sobre el cual el filósofo español no dejó de pensar durante toda su vida, y al que se aproximó desde múltiples perspectivas como la histórica, la biológica, la antropológica o la metafísica. A través de novedosos conceptos orteguianos como los de «sobrenaturaleza», «ensimismamiento» o «necesidades superfluas», el libro se adentra en el pensamiento sobre la técnica de este original pensador, mostrando su enorme actualidad.La presente obra supone una novedad dentro de las investigaciones sobre Ortega por ser la primera vez en que se abordan sus reflexiones sobre la técnica de manera integral y completa. Pero es también, y de manera más fundamental, una novedad dentro de la filosofía de la técnica. La aproximación orteguiana que entiende la técnica como un fenómeno eminentemente bio-antropológico, queda equidistante tanto del estéril catastrofismo y nostalgia de la filosofía de la técnica profesional, como del ingenuo entusiasmo de las corrientes cíborg o transhumanistas. Pese a la notable dificultad que ello supone, la filosofía orteguiana no se propone nada más (y nada menos) que comprender la técnica. Por otra parte, utilizar el pensamiento de Ortega para abordar un problema tan urgente y actual como el de la técnica o tecnología presenta al filósofo madrileño como un pensador vigente y estimulante; en definitiva, como lo que siempre fue: un incitador al pensamiento.

Alonso Fernández, Marcos. (2021). Ortega y la técnica. CSIC, Plaza y Valdés. 324 pp.

En 1935 publicó Ortega Meditación de la técnica, una obra que, si bien en un primer momento no tuvo la repercusión que se esperaba, puede hoy considerarse como una obra central del pensamiento orteguiano. Hasta la fecha, cuando se habla de la técnica en Ortega, se traía a colación no más de cuatro o cinco escritos del filósofo madrileño, y se daba por sentado que este asunto no era más que un apéndice de su obra o un germen que por falta de tiempo o por cierta precocidad del autor no habría acabado de desarrollarse. Más aún, si no fuera por el debate que Ortega mantuvo con Heidegger a propósito de la técnica en Darmstadt, quizá podría considerarse un tema completamente prescindible en el conjunto de su pensamiento. Sin embargo, estudios recientes y en especial la obra que a continuación se comentará, nos obligan a revisar estos planteamientos y a meditar sobre el lugar que esta obra ocupa entre sus trabajos, así como el alcance de sus principales propuestas.

Marcos Alonso nos ofrece una investigación de primer nivel sobre el pensamiento de Ortega. Los años de investigación y la defensa de su tesis doctoral en 2018 sobre el problema de la técnica en Ortega toman forma de libro tanto para el público experto como para aquellos lectores que buscan iniciarse en el pensamiento orteguiano. La publicación de esta obra supone una visión de conjunto sobre este asunto tan actual como controvertido.

Varias son las tesis que Marcos Alonso se propone demostrar a lo largo del trabajo. En primer lugar, pretende hacer un tratamiento integral de las reflexiones orteguianas sobre la técnica para que el lector perciba que éste no es un tema menor de la filosofía del madrileño, sino que, más bien, atraviesa toda su obra y ello exige hacer una revisión tanto de los textos juveniles de Ortega como de los propios de su madurez intelectual. Ahora bien, también es un tratamiento integral en otro sentido quizá más relevante, pues no se concibe exponer la técnica sin exponer sus bases biológicas y antropológicas. En segundo lugar, defenderá que la filosofía de la técnica de Ortega no puede ser tachada de simplista, pues tiene un largo trasfondo que la respalda, años de reflexión y conceptos precisos que la sustentan. La caracterización de su propuesta como simplemente buenista frente a la propuesta de Heidegger no le hace justicia.

Por último, el autor intentará ahondar en diferentes problemáticas en las que la propuesta de Ortega puede resultar útil en el tiempo actual. El campo del transhumanismo o el fenómeno de Internet son grandes retos en los que el pensamiento de Ortega puede ser una fuente de lucidas ideas. Para llevar a cabo este proyecto, el autor establece 5 partes en el libro bien diferenciadas. Tras una breve introducción en la que desvela los objetivos principales de su idea, nos ofrece un primer capítulo en el que revisa la bibliografía sobre cómo se ha tratado el tema de la técnica en Ortega. Destaca Marcos Alonso que la mayoría de ellos coinciden al menos en dos puntos: el primero es la importancia de las reflexiones sobre la técnica en el conjunto de su obra y en cuanto aportación a la filosofía de la técnica de la época; por otra parte, destacan la anticipación de problemas posteriores que Ortega es capaz de vislumbrar y sopesar.

El segundo capítulo del libro está dedicado al estudio en profundidad de los textos que sostienen la filosofía de la técnica de Ortega. Marcos Alonso considerará que la técnica es un tema que se extiende en el conjunto de su obra, un nervio central de su pensamiento, un aspecto clave sin el cual no se entendería el conjunto de su filosofía. Pese a los grandes logros que alcanza el autor con estos análisis, quizá se echa de menos ahondar en la relación entre el concepto de cultura y el de técnica hasta finales de los años veinte en Ortega, pues no es fácil la distinción de ambos en esos años del pensamiento orteguiano y podrían generarse confusiones.

Los capítulos 3 y 4 suponen la exposición detallada de la idea de técnica en Ortega. A lo largo de más de ciento cincuenta páginas, el autor analiza este fenómeno desde dos grandes perspectivas: por un lado, una aproximación histórica (más temprana en la obra de Ortega) y, por otro, una aproximación bio-antropo-metafísica (más propia del Ortega maduro y en la que se desenvuelven sus aportaciones más originales sobre ello).

En la aproximación histórica se muestra un Ortega heredero y dependiente de su tiempo en cuanto a sus afirmaciones sobre la técnica, reproduce de forma acrítica los tópicos de su época aunque a medida que pasan los años va modulando su posición y construyendo una visión propia. Ya en sus primeras obras, entiende Ortega que la técnica es uno de los caracteres definitorios de su tiempo pero también critica la importancia desmesurada que se le presumía. Más tarde, la proliferación de la técnica en la cultura de masas deja al descubierto tanto sus implicaciones negativas como positivas y comienza a vislumbrar que, si bien la técnica tiene su fuente en la ciencia, también tiene sentido pensar que la ciencia tiene su fuente en la técnica. Con ello comienza a acercarse a la propuesta de la intrínseca condición técnica del hombre que proclamará en Meditación de la técnica. Este descubrimiento le permitirá interpretar la Historia y en especial la Modernidad, pues la técnica le descubre el programa vital de la humanidad en cada momento.

Los análisis biológicos sobre la técnica tratan de marcar la diferencia entre el hombre y el animal y aclarar el origen del ser humano. Para mostrar la propuesta de Ortega Marcos Alonso recurre tanto a intérpretes de Ortega como a grandes conocedores del tema. Ortega no apuesta por una visión reduccionista del ser humano, pero tampoco apuesta por una ruptura insalvable respecto a los animales. La técnica sería uno de los rasgos diferenciadores, pero no es tan exclusivamente humana como parece. Ortega es consciente que en este punto se está jugando algo decisivo. La pérdida de los instintos, el desarrollo de la memoria y la imaginación creadora de proyectos son elementos clave en la diferenciación con los animales, pero es esta última la que en Ortega resulta fundamental. La técnica hace posible una cierta holgura para crear, pero, a la vez, la capacidad creadora es la fuente de la técnica.

Los análisis antropológicos pretenden destacar cuál es el origen del hombre y si la técnica tiene algo que ver en ello. En este punto el autor conecta las ideas orteguianas más fecundas sobre este asunto con algunos avances científicos actuales para tratar de mostrar qué puede decirse sobre la técnica como clave del origen del hombre. Ortega propone una visión evolucionista, aunque no adaptacionista, pueden rastrearse influencias de Nietzsche, Unamuno y otros muchos que el autor va destacando de la mano de otros intérpretes de la obra de Ortega.

Finalmente, la técnica deberá entenderse en el contexto de la metafísica de la vida humana. Esta aproximación la lleva a cabo el autor a partir de tres conceptos: el extrañamiento, la sobrenaturaleza y las necesidades superfluas. Ese animal enfermo que Ortega postula es fruto del giro hacia sí mismo. El ensimismamiento será la nota definitoria del hombre, lo que le permite superar su inadaptación y establecer un distanciamiento respecto a su circunstancia. El ensimismamiento y la técnica serán dos características co-originarias, interdependientes y marcarán el distanciamiento entre el hombre y el animal. Si como dice Ortega el ser humano no tiene naturaleza sino historia, también es cierto que tiene una sobrenaturaleza de la que conviene destacar algunos aspectos. En primer lugar, esta tesis desemboca en el carácter eminente y superlativamente técnico, afirma Alonso, del ser humano. En segundo lugar, la sobrenaturaleza técnica se convierte en el auténtico hábitat del ser humano y con ella se salva su distanciamiento respecto a su circunstancia. Por último, el ser humano es un ser acumulativo, con tradiciones, histórico, pero esa memoria va más allá del cerebro, se conserva gracias a las creaciones técnicas. De esta forma, el autor desea dejar claro que para Ortega el hombre no es únicamente técnico de forma intrínseca, sino que la artificialidad que le caracteriza se asienta sobre una cantidad innumerable de elementos técnicos.

Que el hombre no se rige por necesidades biológicas básicas sino por necesidades humanas que se da a sí mismo, es una de las tesis principales de Ortega. Sus problemas para sobrevivir son más graves que en cualquier otro animal, necesitaban en origen un extra de seguridad y provisiones para cuidar a su prole. Más que de una enfermedad, la diferencia humana proviene de un gran deseo de vivir. En este sentido el autor tratará de destacar la genialidad de Ortega, pues frente las opiniones de su tiempo, la técnica no llegó para satisfacer mejor las necesidades, postura utilitarista, sino para adaptar el medio al sujeto y eliminar dichas necesidades. Si el animal es uno con su circunstancia, el hombre se resiste a ella, su vida no coincide con sus necesidades básicas.

El último capítulo del libro es una lectura de la filosofía de la técnica desde los problemas actuales de un mundo tecnificado. La atención del autor se centra en dos aspectos: Internet y el transhumanismo. Quizá Internet hoy esté ocupando el lugar que en otro momento tuvieron principalmente los libros, por lo que pese a los miedos que puede suscitar el ciberespacio, para Ortega la tarea actual no pasa por la la eliminación de Internet, sino más bien por buscar un buen uso y un funcionamiento más efectivo. Por otra parte, Ortega es contundente en su propuesta de que el hombre debe fabricarse y es creador de sí mismo, pero ¿qué alcance tiene esta propuesta? Si un poshumanismo que niege la vida humana no parece tener cabida en la propuesta de Ortega, el autor sí defiende que Ortega no tendría ningún motivo para rechazar intervenciones genéticas si están bien fundamentadas. Una postura muy propia de Ortega que huye tanto de la euforia tecnólatra como del catastrofismo tecnofóbico.

Como reconoce el autor en la conclusión final, la propuesta de Ortega es un análisis realista de las posibilidades y desafíos de la técnica, una filosofía con futuro que permite plantear salidas positivas a los problemas actuales que genera la técnica. No es el mal absoluto, y es necesario abandonar posiciones simplistas. El problema principal hoy es que no se entiende su función originaria y se valora simplemente desde su mera utilidad aquí y ahora, por ello en lugar de generar comunidad la técnica disgrega e incomunica. La solución no es la eliminación de la técnica, más bien Ortega optaría por imaginar nuevas metas y nuevos retos contando con lo que somos y lo que hemos sido, sin ese presente y ese pasado la tarea será estéril.

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